10 COSAS QUE AMO DE SER DOCENTE
En un
post anterior hablé sobre las cosas que odio de ser docente. Las semanas previas
hice una profunda reflexión, y no me gustaría que se quedaran con la impresión
de que en realidad odio el ser maestro.
En general,
me considero un maestro dedicado, organizado, y disfruto lo que hago, y es cierto
que en ocasiones no puedo evitar hablar de las cosas que no me gustan tanto
sobre la enseñanza. Es parte de la vida.
Sin embargo,
todo tiene un lado positivo, y en este caso lo positivo es que realmente si hay
cosas que amo cuando estoy dando clases. Estas son algunas de ellas.
1. Llegar a conocer a mis
alumnos. El tener contacto diario con
un grupo de personas, e ir descubriendo día a día su forma de pensar, sus
antecedentes, sus preferencias y quienes son como individuos, me mantiene
motivado; me hace ser más tolerante y comprender que cada cabeza es un mundo.
2. Comprobar que tu
trabajo tiene un propósito. Lo ves en sus ojos, lo
sientes en la forma que te hablan. Puedes llegar a impactar de tal manera en
tus alumnos, que seguramente algunos de ellos te recordaran el resto de sus
vidas.
3. Puedo llegar a ser muy
creativo. El pensar todos los días como
llevar a cabo tal o cual actividad y el anteponer siempre los intereses de mis
alumnos a los míos, me lleva a un estado tal de creatividad que mi cerebro se
mantiene siempre joven.
4. Me puedo levantar de mi
silla. En mi caso, mi trabajo como
coordinador de idiomas me hace estar sentado muchas horas al día. El poder ir y
entrar a un salón de clases, me mantiene activo, puedo estar de pie hasta cinco
horas seguidas y no me molesta. No entiendo de verdad a los maestros que dan
sus clases sentados.
5. Compartir con compañeros
maestros. Me encanta compartir estrategias,
actividades, tips y consejos sobre la enseñanza. Creo firmemente que todo lo que
llegas a aprender en la vida es perfectamente compartible.
6. Seguir en contacto con
tus alumnos. Después de muchos años sigues
teniendo amistad con algunos alumnos. Te siguen o los sigues en las redes
sociales. Eres testigo de cómo sus vidas van cambiando y siempre te recuerdan
el día del maestro o en tu cumpleaños.
7. Me mantiene siempre
actualizado. La mejor manera de aprender
algo es después enseñarlo. Siempre tengo que estar al corriente de cultura
general, noticias locales, nuevas tendencias en la enseñanza y las reformas
educativas. Todo esto me hace estar siempre al día y tener tema de conversación.
8. Me río mucho con mis
alumnos. La risa es un remedio
infalible. Siempre que hay oportunidad en clase y la actividad se presta para
ello, me río sinceramente con mis alumnos, y al reír se crea un lazo especial entre
nosotros.
9. Puedes llegar a ser un
modelo positivo. Tengo alumnos que me
comentan que ya hacen yoga porque se sintieron inspirados por mí, o que quieren
aprender un tercer idioma porque les han motivado mis experiencias de vida. Esto
me hace muy feliz.
10. En clase soy otra
persona. En mi vida personal soy
reservado y controlador con mis cosas. Frente a grupo me transformo en alguien más
abierto, divertido y que fluye en armonía con las necesidades y gustos de mis
alumnos, y es algo que me nace, no es una actuación.
En resumen,
podría enumerar 100 cosas que amo de ser docente, porque cada día que pasa
compruebo que nací para ser maestro, y que quiero seguir haciéndolo el resto de
mi vida.
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