TIPS PARA LIDIAR CON EL AGOBIO
En un post anterior compartí
contigo algunos síntomas del síndrome del docente agotado, de cara al termino
de ciclo escolar.
Recibí muchos comentarios al
respecto, y me llamo la atención todo lo que hacemos para combatir este agobio.
He aquí una recopilación de los mejores
tips que me compartieron para lidiar con nuestro cansancio.
Primero, me gustaría compartirles
una técnica que seguramente pondré en práctica. Esto es lo que hacen los japoneses.
Al salir de casa de manera
simbólica cuelgan por la parte de fuera de su puerta un tarjetón que dice "problemas de casa" y
descuelgan el tarjetón que dice "problemas
del trabajo" y así se van a trabajar. Al regreso hacen lo mismo, pero
a la inversa, antes de entrar a casa dejan el tarjetón del trabajo y toman el
de casa, separando así las preocupaciones del trabajo y los de casa; dado que
al combinarlos disminuye la eficiencia de las actividades que se realizan en el
día a día.
Otra idea es que cuando
llevamos los problemas de casa al trabajo –como a veces hacemos al dar clases-;
no se tiene la concentración adecuada para atender los problemas y actividades propias
de nuestra profesión. Hay que dejar los problemas en su respectivo lugar.
Otra estrategia que me
compartieron es el no estar pensando lo que tienes que hacer porque se te hace
más “pesado”; y como lo muestra mi post de "el síndrome del profesor
cansado"; simplemente desconéctate,
sin estar preocupado todo el tiempo. Una buena idea es presentarte a tus
actividades sin pensamiento alguno y cuando te das cuenta ya terminaste tu día
y se te hace menos largo.
Por ejemplo: sueles levantarte,
y desde la mañana estar pensando "ay, hoy tengo clase por la noche y es
viernes, qué pesado" y efectivamente, debido a estos pensamientos se te hace
cansado.
En contraste, es mejor no
pensar en ello y concentrarse en las actividades cotidianas, disfrutar el momento; y cuando llega la
temida clase o aquello que tienes que hacer simplemente olvida todo y haz con gusto
lo que te ocupa en el momento. Esto se hace más fácil porque te predispusiste a
ello y cuando te das cuenta ya terminaste la jornada y en un dos por tres
estarás en casa.
Otro comentario generalizado
se refiere al hecho de que en la práctica es inevitable dejar de pensar en tu
trabajo y de las cosas que tienes que hacer. Si bien es cierto que no es una
tarea sencilla - debido a que lo tenemos impreso en nuestro sistema- podemos
empezar poco a poco.
El
desconectarse requiere disciplina y constancia. Puedes
intentarlo con 5 minutos al día, después 10 minutos, y así sucesivamente. Inténtalo.
¡Agradezco a Uriel Cervera
Castro por sus aportaciones, y de nueva cuenta, les deseo un feliz receso escolar!
Abdel
Jacobo
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